Lados Opuestos
Durante los fríos de enero, la cima del volcán de Acatenango se llenó de hielo, un evento poco común que se ha dado con mayor frecuencia durante el amanecer, en esta ocasión, al retirarse las nubes de la cima, evidenciaron una sorpresa que iba a cautivar a miles de personas incluyéndome a mi.
Una tarde de hielo solo quiere decir que será una noche de hielo, por lo que el nocturno, con un montón de cosas que hacer, priorizó el momento y viajó a su sitio de observación, ese que tiene un ángulo que está inspirando a la muchachada.
El hielo se estaba derritiendo, mientras los exploradores con sus linternas evidenciaban que aquí arriba no hay descanso, los blancos reflejos en la cima de uno de los montes más altos de la región, reflejaban el palpitar de las estrellas y la galaxia de Andrómeda en forma de hada dimensiona la amalgama del asunto.
Con más megapixeles que memoria, esta es una de las testelas de mi noche.
De la tierra al cielo, una segunda versión de mi obra #anillodefuego, obra que nos cuenta que a partir de su apertura, hay un antes y un después